jueves, 13 de agosto de 2009

MI PADRE Y YO

Conocía como nadie
la textura difícil
de las alas de su saltamontes;
la frágil figurita
de ojos siempre alerta.

Eran mis brazos filamentos núcleo,
dolorosos cartílagos
de humana sustancia.

Volar, siempre saltar libre
sobre los campos de jara.

Aquella flor sencilla comenzando el otoño,
la más brillante luz
en el espacio inmenso de las sensaciones...

Y la serena paciencia de mi padre.
Siempre a la espera de mis desaprovechos
a la espera de mis rupturas consigo,
de mis retormos vencedores.

Quebradizos seres como yo,
que la vida produce sin sentido...

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